La violencia psicológica, es la forma de violencia que más daño causa, por que inicialmente pasa desapercibida y cuando la víctima, se da cuenta en general es por que la situación ya está avanzada.
Puede estar o no acompañada de agresión física en sus etapas posteriores, pero en general la violencia psicológica es la que primero se instaura, generando pues todos los sentimientos de minusvalía, donde la víctima se siente intimidada e invadida en su espacio vital e íntimo, confusa y deprimida sin saber por que
Se convierte en la manera como la pareja relaciona y se comunica convirtiéndose en el pan nuestro de cada día, la agresión es constante y verbal, por ello es difícil de percibir.
Encontramos en la violencia psicológica todo tipo de amenazas, insultos, humillaciones tanto en público como en privado, gritos y comentarios burlones y poco respetuosos donde luego se acusa a la víctima de no tener sentido del humor, o no saber bromear, en ocasiones mostrando delante de todos como es de buen marido, como se preocupa por ella, donde el objetivo real es llevar a minimizar y menoscabar a la persona.
1) El maltrato psicológico.
El maltrato se puede realizar activamente o pasivamente.
El maltrato pasivo ocurre cuando se omiten los cuidados sobre un ser querido. Una forma particularmente dañina es el abandono emocional.
Por otro lado, el maltrato activo consiste en un comportamiento (consiente o no), que provoca la degradación y desprecio del otro de distintas maneras. El maltrato emocional puede ser difícil de detectar porque puede asumir formas no tan claras, y por lo mismo, si son identificadas puede no pedirse ayuda violencia porque da vergüenza hacerlo, no se atreven o no pueden defenderse.
Encontramos en la violencia psicológica todo tipo de amenazas, insultos, humillaciones tanto en público como en privado, gritos y comentarios burlones y poco respetuosos donde luego se acusa a la víctima de no tener sentido del humor, o no saber bromear, en ocasiones mostrando delante de todos como es de buen marido, como se preocupa por ella, donde el objetivo real es llevar a minimizar y menoscabar a la persona.
1) El maltrato psicológico.
El maltrato se puede realizar activamente o pasivamente.
El maltrato pasivo ocurre cuando se omiten los cuidados sobre un ser querido. Una forma particularmente dañina es el abandono emocional.
Por otro lado, el maltrato activo consiste en un comportamiento (consiente o no), que provoca la degradación y desprecio del otro de distintas maneras. El maltrato emocional puede ser difícil de detectar porque puede asumir formas no tan claras, y por lo mismo, si son identificadas puede no pedirse ayuda violencia porque da vergüenza hacerlo, no se atreven o no pueden defenderse.
2) Acoso psicológico
Es una violencia realizada con una estrategia, metodología y un objetivo, para lograr la destrucción física o moral de alguien: críticas, amenazas, mentiras, y acciones que impidan las actividades de esa persona. El efecto de esta violencia domestica es socavar la seguridad y autoestima de la persona e introducir en su interior preocupación, angustia, inseguridad o culpa. Pero lo mas importante de todos los efectos es que la victima termina renunciando al ejercicio de un derecho ético, sea cual fuere: ser reconocido, respetado, cuidado, respetar sus derechos de vinculación con los integrantes de la familia, etc.
La segunda condición para que el acoso pueda sostenerse en el tiempo es la complicidad, explicita o no, del resto del grupo que, o bien colaboran o son testigos silenciosos de la injusticia.
Puede haber amenazas y chantaje.
3) Acoso afectivo
El acosador depende emocionalmente de la victima, “le roba su vida”, “su tiempo”, haciéndole la vida imposible. Devora el tiempo de la persona a través de sus manifestaciones repetitivas y exageradas de demandas de afectos, estando en el momento equivocado y ausentándose cuando debería estar, etc.
Quien acosa le quita a su victima la intimidad, tranquilidad y su tiempo para realizar sus tareas o actividades, pero siempre con mimos o caricias inoportunas o invasivas.
Si la victima ser resiste, el acosador se quejará, llorará, se desesperará, amenazará incluso con hacer una “tontería”…siempre explicando que lo hace por cariño.
4) Manipulación mental
La segunda condición para que el acoso pueda sostenerse en el tiempo es la complicidad, explicita o no, del resto del grupo que, o bien colaboran o son testigos silenciosos de la injusticia.
Puede haber amenazas y chantaje.
3) Acoso afectivo
El acosador depende emocionalmente de la victima, “le roba su vida”, “su tiempo”, haciéndole la vida imposible. Devora el tiempo de la persona a través de sus manifestaciones repetitivas y exageradas de demandas de afectos, estando en el momento equivocado y ausentándose cuando debería estar, etc.
Quien acosa le quita a su victima la intimidad, tranquilidad y su tiempo para realizar sus tareas o actividades, pero siempre con mimos o caricias inoportunas o invasivas.
Si la victima ser resiste, el acosador se quejará, llorará, se desesperará, amenazará incluso con hacer una “tontería”…siempre explicando que lo hace por cariño.
4) Manipulación mental
La peor de ellas es cuando se produce sin darse cuenta, cuando se terminan haciendo actos (incluso delictivos) que en verdad tienen que ver con la voluntad del otro; cuando uno es invadido por sentimientos que en verdad son del otro. El problema se potencia cuando estas situaciones no son concientizadas. (Fases del proceso de manipulación)
5) Agresión insospechada
La agresión insospechada es la que es ejercida disfrazándola de protección, atención, buenas intenciones o deseos. Por Ejemplo: la sobreprotección que genera dependencia, tratar a los mayores como inútiles (o que hay que darles tareas para evitar esto), o privarlos de un lugar personal, los consejos dados cuando no son pedidos
5) Agresión insospechada
La agresión insospechada es la que es ejercida disfrazándola de protección, atención, buenas intenciones o deseos. Por Ejemplo: la sobreprotección que genera dependencia, tratar a los mayores como inútiles (o que hay que darles tareas para evitar esto), o privarlos de un lugar personal, los consejos dados cuando no son pedidos
proceso de manipulación
Este proceso tiene distintos grados en su intensidad. El tercer grado son procesos que finalizan con alguien enfermo, encarcelado, muerto o loco. Por esto es muy básico poder poner un límite a este proceso, dejando de lado enojos, injusticias o la indignación.
El proceso se divide en cuatro etapas:
1. La seducción.2. La repetición de actos de agresión, que provocan inestabilidad emocional sobre la persona.
3. las falsas promesas.
4. la destrucción del mundo subjetivo de la victima y victimario
El proceso se divide en cuatro etapas:
1. La seducción.2. La repetición de actos de agresión, que provocan inestabilidad emocional sobre la persona.
3. las falsas promesas.
4. la destrucción del mundo subjetivo de la victima y victimario
En la seducción la persona se comportará cordialmente, atentamente, amorosamente pero este comportamiento no es autentico, sino una manera de encubrir su imposibilidad de vincularse, de relacionarse. En esta fase, puede realizar todo tipo de actos para “hacerse querer” o “reponer errores”
En la repetición, los participantes van a poder percibir una serie cíclica de acontecimientos que se repiten constantemente.
Las falsas promesas están vinculadas a la seducción realizada por la persona agresiva para continuar con el circuito “agresión – falsa reparación”.
Una de la manera de ofrecer ayuda violencia es ofrecer un contexto de contención para poner coto, fin a estas situaciones. No es fácil, requiere aceptar los abusos recibidos, sanarlos, dejar de lado el resentimiento, odio o indignación y mirar el propio futuro.
En la repetición, los participantes van a poder percibir una serie cíclica de acontecimientos que se repiten constantemente.
Las falsas promesas están vinculadas a la seducción realizada por la persona agresiva para continuar con el circuito “agresión – falsa reparación”.
Una de la manera de ofrecer ayuda violencia es ofrecer un contexto de contención para poner coto, fin a estas situaciones. No es fácil, requiere aceptar los abusos recibidos, sanarlos, dejar de lado el resentimiento, odio o indignación y mirar el propio futuro.
Causas de la violencia
Causas a resaltar:
- Cuando el hombre o mujer no están “presente”, en el sentido actitudinal, y favorece sentimientos de degradación en la mujer o en el hombre.
- Cuando la mujer o el hombre no reconoce o respeta el lugar del otro y estimula “reacciones violentas”. En el caso de las mujeres, muchas veces, el cuidado sobre los niños es presentado como justificación.
La verdadera violencia es psicológica: el problema no es solo la lesión física, sino las conductas violentas “naturalizadas”, es decir, evaluadas como correctas, como normales.
Denunciar a un familiar es un acto difícil de realizar dada la cercanía de la relación y lo que esto conlleva: sentimientos de culpa, vergüenza, acostumbramiento a la violencia domestica, etc. La situación violenta no solo la padecen quienes sufren golpes o violencia psicológica, sino también quien realiza los golpes y humillaciones. Como el dicho: “detrás de toda victima, es posible encontrar un victimario”. Por esto, es recomendable participar de procesos terapéuticos para brindar soluciones reales a la situación: es que la denuncia legal lo único que permite (y no siempre) es “poner limite” a las situaciones violentas.
En general se señala que la violencia familiar se da, sobre todo, por tres razones o factores: falta de control de impulsos, carencias afectivas y la impotencia al no poder resolver problemas adecuadamente.
La violencia es producto de un amor “en desorden”, algo del sistema familiar no esta en su lugar adecuado, no permitiendo que el amor se exprese fluidamente: Por alguna cuestión personal no resuelta, alguno de los integrantes no “esta disponible” para vincularse con otro. Cuando lo no resuelto, es solucionado, la violencia desaparece. Si en una pareja ocurriera alguna situación violenta, la posibilidad de que la relación se termine es alta: es que se pierde la confianza y la capacidad de reconocer el lugar del otro.
Denunciar a un familiar es un acto difícil de realizar dada la cercanía de la relación y lo que esto conlleva: sentimientos de culpa, vergüenza, acostumbramiento a la violencia domestica, etc. La situación violenta no solo la padecen quienes sufren golpes o violencia psicológica, sino también quien realiza los golpes y humillaciones. Como el dicho: “detrás de toda victima, es posible encontrar un victimario”. Por esto, es recomendable participar de procesos terapéuticos para brindar soluciones reales a la situación: es que la denuncia legal lo único que permite (y no siempre) es “poner limite” a las situaciones violentas.
En general se señala que la violencia familiar se da, sobre todo, por tres razones o factores: falta de control de impulsos, carencias afectivas y la impotencia al no poder resolver problemas adecuadamente.
La violencia es producto de un amor “en desorden”, algo del sistema familiar no esta en su lugar adecuado, no permitiendo que el amor se exprese fluidamente: Por alguna cuestión personal no resuelta, alguno de los integrantes no “esta disponible” para vincularse con otro. Cuando lo no resuelto, es solucionado, la violencia desaparece. Si en una pareja ocurriera alguna situación violenta, la posibilidad de que la relación se termine es alta: es que se pierde la confianza y la capacidad de reconocer el lugar del otro.
En el caso de las parejas o matrimonios, el argumento que apunta a evitar una separación para cuidar a los niños, es errónea: la situación de sostener lo que sucede es más traumático para los niños, sobre todo porque lejos de no darse cuenta de lo que pasa, son mucho más permeables que los adultos.
La escasez de recursos económicos, financieros, afectivos y vinculares (incluso familiares) favorecen que estas situaciones se prolonguen en el tiempo.
No tiene porque el adulto golpeador haber sido golpeado en su niñez. Aquí intervienen las fantasías típicas de la infancia sobre “que un niño sea golpeado por un adulto”, es decir, la violencia puede surgir no de una experiencia agresiva familiar sino de la manera de relacionarse en la fantasía con la agresividad: las fantasías suelen expresar violencia latente de la familia de origen. Por otro lado, muchas veces la violencia descargada en el niño o vivencia da en el niño, esta relacionada a los conflictos en la relación de los padres.
Entre las mujeres pueden diferenciarse dos situaciones distintas: cuando una mujer es objeto de la violencia familiar y sostiene esta situación por “responder a ideales”, como el de de vivir en familia, dependencia económica, confusión, etc.; y cuando una mujer, por dinámicas vinculares muy precisas, interviene en la producción de los fenómenos de violencia. Sea como sea, esta situación requiere un “corte”, un limite.
En general, la persona que asume actitudes violentas es una persona aislada, desvinculada, sin amigos, celoso y con la autoestima baja. A veces este aislamiento, es provocado por el tipo de funcionamiento familiar mismo.
Detrás de toda conducta violenta, se puede observar una creencia en la violencia para modificar la situación: esto es imposible, la violencia genera más violencia…nada más.
El consumo de sustancias, como el alcohol o drogas, son un factor predisponente a la violencia psicológica.
La escasez de recursos económicos, financieros, afectivos y vinculares (incluso familiares) favorecen que estas situaciones se prolonguen en el tiempo.
No tiene porque el adulto golpeador haber sido golpeado en su niñez. Aquí intervienen las fantasías típicas de la infancia sobre “que un niño sea golpeado por un adulto”, es decir, la violencia puede surgir no de una experiencia agresiva familiar sino de la manera de relacionarse en la fantasía con la agresividad: las fantasías suelen expresar violencia latente de la familia de origen. Por otro lado, muchas veces la violencia descargada en el niño o vivencia da en el niño, esta relacionada a los conflictos en la relación de los padres.
Entre las mujeres pueden diferenciarse dos situaciones distintas: cuando una mujer es objeto de la violencia familiar y sostiene esta situación por “responder a ideales”, como el de de vivir en familia, dependencia económica, confusión, etc.; y cuando una mujer, por dinámicas vinculares muy precisas, interviene en la producción de los fenómenos de violencia. Sea como sea, esta situación requiere un “corte”, un limite.
En general, la persona que asume actitudes violentas es una persona aislada, desvinculada, sin amigos, celoso y con la autoestima baja. A veces este aislamiento, es provocado por el tipo de funcionamiento familiar mismo.
Detrás de toda conducta violenta, se puede observar una creencia en la violencia para modificar la situación: esto es imposible, la violencia genera más violencia…nada más.
El consumo de sustancias, como el alcohol o drogas, son un factor predisponente a la violencia psicológica.
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