alcanzarlo. Una necesidad es algo sin lo que no podemos vivir, por lo que nuestro bienestar emocional depende de ello y si no lo tenemos nos sentimos desgraciados. Como veis, la diferencia más importante radica en que desear algo genera una emoción positiva y necesitarlo una negativa.
El problema radica en cuando, algo que comenzó siendo un maravilloso deseo, lo convertimos en una necesidad que nos angustia. Y he dicho bien: “LO CONVERTIMOS”. Porque somos nosotros, con nuestros pensamientos, quienes decidimos a qué grupo pertenecen nuestros anhelos. Entonces, ¿no hay ningún baremo racional para saber cuando algo es una necesidad o un deseo? Sí, lo hay y a ello vamos.
El ser humano necesita para vivir agua, alimento y unas determinadas condiciones climáticas que son las que se dan en el planeta tierra. Fuera de esto NO NECESITAMOS nada más. No levantes las cejas con escepticismo, esto es la realidad, sino consulta cualquier libro de biología. Y puede que me digas: vale, eso son las necesidades básicas para existir pero yo quiero ser feliz, quiero VIVIR con mayúsculas y para ello necesito más cosas. Bien, es aquí donde entra en juego el baremo de la comparación: hay miles de personas en el mundo capaces de ser felices simplemente viendo cubiertas sus necesidades básicas, lo cual demuestra que puede hacerse y que si tú no lo eres es porque has convertido tus deseo en necesidades.
No necesitas un trabajo fijo, no necesitas un piso en propiedad, no necesitas tener pareja, no necesitas tener éxito… Simplemente te has repetido hasta la saciedad que lo necesitas, que no puedes estar en paz hasta que lo consigas, tanto te lo has repetido que te lo has creído. Pero no es cierto. Son simplemente anhelos que comenzaron siendo un maravilloso sueño con el que te deleitabas y que intentabas conseguir, pero que en algún momento convertiste en algo frustrante por su ausencia que te impide ver todo lo que sí tienes para ser feliz.
Porque ese es el problema de las necesidades: ocupan toda nuestra mente, se hacen constantemente presentes, recordándonos que no tenemos derecho a ser felices porque todavía no hemos alcanzado nuestro objetivo. Por suerte el proceso es reversible, basta con volver a recordarnos que son simples y maravillosos deseos, que no somos menos por no haberlos alcanzado, que nuestra vida y satisfacción personales no dependen de ello, para que nuestra angustia desaparezca y podamos volver a centrarnos en la grandiosidad que nos rodea.
Como siempre, no es tan fácil como escribirlo, cuesta trabajo darse cuenta de esto y esfuerzo el reetiquetarlos como deseos. Pero, también como siempre, puede hacerse J
Y tú, ¿qué falsas necesidades te has creado?
“Lo tienes TODO porque, en realidad, no necesitas NADA”
L. Mariño
Diario Spain
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